Se puede notar como a medida que ha pasado el tiempo en las escuelas se han cambiado las asignaturas de manualidades por las que apuntan a educación tecnológica, y las artes plásticas por las visuales, con el fin de formar sujetos mejor preparados para manejar los avances tecnológicos.
Estos avances se han llevado a cabo para preparar a los niños mediante técnicas educativas parecidas a las del primer mundo y países desarrollados, si bien se busca formar a un niño para que se conviertan en adultos productores no debe dejarse de lado el estímulo y desarrollo de habilidades que proporcionan las actividades manuales.
Sin embargo por mucho que se están formando futuros adultos que tendrán conocimientos sobre varias cosas, se deja de lado la habilidad de ejecutar esos conocimientos. En casa, los padres tampoco escapan de esta problemática, la era de la tecnología ha llevado a que lo niños quieran lo último en juguetes y que adopten aparatos que no son propios de su edad como smartphones.
Esto hace que sea cada vez más difícil para los padres interesarlos en las manualidades y buscar formas de interesarlos en ellas. Es por esto que en vez de tomar la tecnología como el enemigo, lo mejor es tomarla como apoyo para interesar a los niños en otras actividades, queda del lado de los padres y maestros utilizar la tecnología a su favor.
En este sentido, cada día se desarrollan un mayor número de juegos tecnológicos que buscan recuperar la parte activa de los juegos de niños, en los que podemos encontrar tablas de dibujo 3D, muñecas para maquillar y cortarles el cabello, peluches con pinturas no toxicas para ser decorados y pintados al gusto del niño, entre otros.
Otra forma de llamarlos a la acción haciendo manualidades es utilizando su aparto tecnológico favorito invitándolo a crear su personaje preferido, es muy importante no dejar de lado las actividades manuales y fomentar la creación de juguetes tradicionales ya que esto desarrolla la creatividad, la actividad motora del niño y además puede ser usado para bajar los niveles de rabia, estrés o angustia del niño.