A muchos niños les encanta jugar y hacer deporte, pero no siempre miden sus fuerzas adecuadamente. Teniendo en cuenta que sus cuerpos aún se están desarrollando y que son más frágiles que los de los adultos es mucho más fácil que sufran lesiones. Y no solo eso, sino que no curen bien porque, al fin y al cabo, son niños y eso de estar de reposo no suele gustarles demasiado.
Por eso es importante intentar prevenir al máximo las lesiones. Para ello hay que cuidar una serie de aspectos:
- La equipación: siempre deben practicar deporte con la equipación adecuada, no solo en calzado y ropa, también en elementos de protección cuando se trata de deportes de contacto.
- Las instalaciones: cada deporte necesita un tipo de condiciones para su práctica, un suelo determinado, unos elementos de seguridad, etc. Y, además, deben estar en perfectas condiciones de mantenimiento.
- La preparación previa: siempre, aunque se trate de un ejercicio ligero, hay que calentar. También hay que mantenerse hidratado, protegerse del sol y descansar lo suficiente si el esfuerzo es alto.
- La vigilancia: nunca hay que dejar que los niños practiquen deporte sin una correcta supervisión para corregir posturas que puedan causar daños o evitar sobreesfuerzos.
Hay que tener en cuenta, además, que el tipo de lesiones puede ser muy variado, desde pequeños golpes sin más importancia hasta roturas más o menos graves o sobrecargas. Las lesiones más habituales en los niños que practican deporte son esguinces, fisuras o fracturas. En su mayoría se recuperan sin mayores problemas recibiendo una atención médica adecuada y siguiendo los consejos del especialista.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado porque en ocasiones los niños empiezan a practicar deporte antes de estar completamente recuperados. Un error muy grave que hace que la lesión pueda reaparecer e incluso, que se cronifique. Cuidar las lesiones de los más pequeños es, por tanto, una cuestión fundamental.