Es una premisa aceptada el hecho de que el ser humano en sus edades tempranas, como la niñez o la adolescencia, necesita del apoyo de sus padres, representantes o profesores, entre otras personas mayores que lo acompañen, para ir forjando su identidad, carácter ante la cotidianidad y su capacidad de integración a la sociedad de forma espontánea y efectiva.
En este proceso elemental para el desarrollo integral de los niños, existen herramientas que permiten que el proceso sea más efectivo y estos son los deportes en colectivo, en especial, el fútbol, conocido como el mejor medio para una integración a la sociedad: la amistad, los valores cívicos, el trabajo en equipo y el respeto son pruebas de lo aseverado.
La comprensión sencilla de los mecanismos del fútbol y la universalidad de esta actividad promueve en los niños la motivación por realizarla, aprendiendo sobre el trabajo en equipo y el respeto entre amigos, independientemente si se es del equipo ganador o del perdedor. También es una actividad que eleva la autoestima e impulsa la comunicación.
Si bien es cierto que son variados los deportes que facilitan las relaciones entre personas porque se define como actividad mundial, donde con solo un balón y tierra niños de distintas culturas, nacionalidades y edades se reconocen unos entre otros y dan cabida al juego colectivo. Los ídolos, por ejemplo, y las modas están presentes en el fútbol, y si estas corrientes son bien orientadas, es mucho el provecho que se puede conseguir.
¿Qué más importante puede ser en la vida de un niño que su autoestima y capacidad para desenvolverse en la sociedad? El resultado son personas capaces del futuro que ejercerán profesiones con valores, compromiso y motivación; o incluso, serán los próximos futbolistas que marcarán tendencia en este gran deporte mediático.
No es recomendable ver el fútbol, o cualquier otro deporte, como una mera recreación. Es importante resaltar que cuando los niños practiquen esta disciplina deportiva, es muy importante que estén orientados por un líder que promueva los valores y la productividad de forma paralela, sin permitir bromas entre los mismos jugadores porque estas conductas desarrollan la competencia insana y deterioran relaciones.